domingo, 15 de septiembre de 2019

Segundo Principio de Equivalencia, explicación intuitiva.

Nuestra hipótesis de un 2º Principio de equivalencia, plantea una interpretación ampliada de la Teoría de la Relatividad General semejante a la equivalencia materia-energía. A pesar de que vemos claro la diferencia entre materia y vacío, cuando viajamos hacia lo extremadamente pequeño el vacío aparece lleno de fluctuaciones de partículas y la materia llena de vacío.

 Ya existe un principio de equivalencia. Einstein lo llamó la idea mas feliz de su vida. ¡Y el físico tuvo muchas ideas!. Aunque este principio dio origen a su Teoría de la Relatividad General, es intuitivamente bastante sencillo: como no podemos distinguir entre la fuerza de nuestro peso y la fuerza debido a la una aceleración de la misma magnitud debida, por ejemplo, a un vehículo cuando aceleramos, ambas fuerzas tienen la misma naturaleza y son equivalentes. De esa idea feliz a la publicación de su Teoría General de la Relatividad pasaron ocho años de intenso trabajo matemático, donde las aportaciones de otros matemáticos fueron fundamentales.
Hoy suele divulgarse esa igualdad diciendo que la presencia de una masa, como por ejemplo un planeta, provoca una distorsión del espacio tiempo, que a su vez, dice a la masa como moverse. Nosotros vamos a  proponer una equivalencia mas profunda que una relación causal, una equivalencia ontológica a partir de la evidencia de que pueden convertirse la una en la otra y viceversa.

Definamos Equivalencia
  
De esa ecuación con símbolos herméticos, solo vamos a interpretar el que todos conocemos: el signo igual. Una interpretación de su significado es que puede existir una forma física de transformar distorsión de espacio-tiempo en eso que llamamos masa-energía. Esta equivalencia de esencia vendría dada por transformación que pueda darse en las dos direcciones.

Las ondas gravitatorias que se han detectado provienen de la conversión de masa-energía en oscilaciones del tejido espacio-tiempo.
Quizá el descubrimiento experimental de las ondas gravitatorias donde varias masas solares se convierten en vibraciones de espacio-tiempo dos da una de las evidencias mas fuertes de que nuestra hipótesis no va descaminada.
Pero ¿cuál sería entonces el nexo entre la relación causal y la relación ontológica?: La naturaleza del tiempo.


 Explicación intuitiva del Segundo Principio de Equivalencia

Cuando decimos explicación intuitiva, hablamos de la manzana que cae del árbol o la sensación de ingravidez al caernos de una silla. Experiencias cotidianas accesibles a nuestra escala y a nuestros sentidos. Cada vez que lanzamos una pelota o empujamos algo cambiamos la relación que tenía el objeto con el espacio y el tiempo, cuando un objeto cae debido a su peso invierte su diferencia de altura en alterar su dinámica. Ese tipo de transformación puede darnos una idea de lo que sería el Segundo Principio de Equivalencia. Pero la ciencia no solo ha avanzado por su metodología, sino también ampliando nuestros sentidos para mirar desde lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande. De forma cotidiana, en los colisionadores de partículas se transforma la energía cinética debida a sus velocidades cercanas a la luz, en crear materia. Porque no se hacen chocar partículas para que se rompan y podamos ver lo que contienen, sino principalmente, para crear otras partículas de masa muy superior. Imaginemos por ejemplo que hacemos chocar dos monedas de 1 Euro y tras el choque aparece de la nada un billete de 200 Euros. Así es como se ha conseguido crear el bosón de Higgs.


En Física Fundamental, lo que llamamos materia se concibe como fluctuaciones de campos o vibraciones de cuerdas.
 Las implicaciones filosóficas son muy profundas. ¿En qué sentido podemos por ejemplo, hablar de materialismo, cuando sabemos que lo que llamamos materia es casi en su totalidad espacio vacío? ¿Qué es la materia? ¿Que es la energía? ¿Qué es el tiempo?
En un sentido mucho mas pragmático ¿De qué nos sirve todo ese conocimiento si somos incapaces de garantizar nuestra propia supervivencia?
No vemos a la ciencia como una forma de trascender nuestra escala humana, ver mas allá de nuestro tiempo efímero, para vivir a través de quienes ocuparán nuestro lugar.
La mayor belleza de la ciencia es que nos muestra que la realidad supera a cualquiera de nuestras fantasías, mas dadas a buscar la conquista de un nuevo territorio que a hacer de la comprensión el objeto de la conquista.

jueves, 5 de septiembre de 2019

El símbolo matemático mas importante de la historia.

Calcular no es comprender. Se necesita una capacidad de abstracción muy compleja para llegar al concepto de número y su relación simbólica con la realidad.
En nuestro ejemplo: 5 dedos = 5 cosas = 5 monedas = 5.
 Aprender a comparar fue anterior a saber contar. Hasta encontrar esa abstracción que llamamos número hubo muescas en huesos, en madera o en piedras. Antes de eso incluso, fue la flecha que unía el alimento esquivo con el estómago hambriento.
Pensemos ahora en un símbolo conocido y familiar que aparece en casi todas las fórmulas matemáticas. Incluido, por supuesto, en los teclados reales o virtuales de nuestros móviles y ordenadores. No es exclusivo de las matemáticas y su significado profundo da pie a todo el campo filosófico de la Ontología. Quizá sea el signo que mejor creemos conocer y también por ello el que menos entendemos. Nos muestra la relación entre significante y significado, entre el objeto real y su representación simbólica estudiado en la Semiótica de la que deriva la lingüística y nos permite tender un puente entre ciencias y letras.
 Su significado tiene su correspondencia en una palabra que usamos hasta la saciedad: estamos hablando del signo igual. La igualdad pertenece a la familia de relaciones simbólicas que nos permiten ordenar nuestra representación de la realidad: igual, mayor, menor, antes, después... Nos ayuda a movernos entre las escalas y a encontrar una medida de lo que somos y hacemos, en el espacio y en el tiempo.
Detrás de los símbolos matemáticos también hay palabras, biografías, historias, leyendas y también, según quienes indagan en su significado, un profundo sentido de la belleza.
Nunca entendí muy bien la necesidad de separar entre ciencias y letras. Me decidí a aprender Física porque me parecía lo mas parecido a estudiar Filosofía, sobre todo cuando supe que había nuevas respuestas a algo, que no por cotidiano resulta menos misterioso: la naturaleza del tiempo. La ciencia tomaba el testigo que antes estuvo en manos de la religión o la filosofía: la búsqueda de la verdad.
Las pruebas que confirman la Teoría de la Relatividad ya están en nuestra vida cotidiana, por ejemplo en el sistema GPS que dice a nuestros teléfonos móviles en qué lugar del mundo estamos. Que el tiempo pueda transcurrir a diferentes velocidades o incluso pueda detenerse, tiene implicaciones filosóficas profundas.
Pero no vamos a descifrar los entresijos de la Relatividad General. Vamos a limitarnos a un solo símbolo, el que relaciona las dos partes de esa ecuación y vamos a construir una hipótesis que interpreta el signo de igualdad como una equivalencia de conceptos. Estamos sugiriendo es que una misma formulación matemática puede tener diferentes interpretaciones físicas. La idea es que podamos hacernos una idea de cómo funciona la ciencia, uno de cuyos principios básicos es que todo debe estar sometido a revisión y cuestionamiento constante.
De todos los símbolos que aparecen en la fórmula intentaremos descifrar el que en principio conocemos muy bien, el símbolo =
El método científico tiene sus limitaciones y asistimos a la paradoja de que todo nuestro conocimiento no nos basta para evitar el colapso hacia el que nos aboca el poder que este conocimiento nos ha otorgado. Sabemos qué hay que hacer para evitarlo. Pero simplemente no lo hacemos. Los oídos sordos están en la política, la economía, la religión y en la sociedad en general. Aquí haremos un ejercicio de ignorancia inconformista, quizá solo para concluir que la ignorancia del no querer saber y la ceguera del no querer ver es la que con mas empeño debemos evitar.

lunes, 26 de agosto de 2019

Aprovechando que ahora (casi) nadie me lee.


 Aunque actualmente no lo parezca, este blog comenzó con una intención literaria. Sin grandes aspiraciones, solo algo que decir y la compulsión de hacerlo para dar forma a los esquivos espectros de las ideas.
Pero la realidad impone su propia agenda y las convulsiones de una civilización al borde del colapso y cegada por su propia endogamia ideológica han ido influyendo en estos escritos. Arde la Amazonia y el mundo se transforma en tierra quemada para un futuro sin nosotros. El fuego consume la vegetación mientras el fascismo lo hace con la sociedad. No cuesta mucho imaginar el genocidio debajo del humo, esa ética del cristianismo que lava los crímenes con la sangre de chivos expiatorios.
 Mientras me afano en el huerto me pregunto qué pueden cambiar mis palabras y mis actos. Especialmente ahora que, como consecuencia lógica de la inconstancia y del largo tiempo sin publicar, el número de visitas es muy escaso. Pero quizá equivoco la pregunta y en el fondo resulta que cambiar el mundo es inevitable, con nuestra voz o con nuestro silencio, con nuestra acción o nuestra indolencia. Todo importa cuando dejas de pensar en términos de éxito o fracaso.

 Quiero aprovechar, ahora que casi nadie me lee y el peso de la responsabilidad sobre mis palabras se hace mucho mas liviano, escribir una serie de artículos  sobre algo tan intrascendente a estas alturas, como desarrollar una hipótesis sobre la unificación de la Física. Ya sabéis, esas historias de agujeros negros, teoría de cuerdas, materia oscura, energía oscura... y que inspiran películas tan "realistas" sobre como salvar nuestra civilización viajando por un agujero de gusano que nosotros mismos construimos en una paradoja espacio-temporal generada tras el horizonte de eventos de un agujero negro. Cierto es que no terminé mis estudios de Física, pero la creación de este tipo expectativas en la sociedad cuando ni siquiera somos capaces de lidiar con una transición energética, convierte a la ciencia en una fuente de pensamiento mágico que en definitiva solo aspira a dar continuidad al colonialismo que está consumiendo el planeta. Capitalismo interestelar.

 Comienzo pues esta aventura desvelando el resultado final. Porque lo importante aquí es como llegamos a la conclusión misma, que puede resultar acertada o no. Es la búsqueda la que ilumina el camino y no la ilusión de una luz al final del túnel. Es un viaje conceptual pensado especialmente para gentes de letras.
Hagamos pues la primera pregunta: si surgiera una nueva teoría de unificación ¿cómo se divulgaría?
Actualmente  la Teoría General de la Relatividad se divulga diciendo que la masa (como por ejemplo la del planeta Tierra o el Sol) provoca una distorsión en el espacio y el tiempo. Nosotros vamos a hacer un pequeño cambio en esta afirmación y diremos:

LA MASA ES UNA DISTORSIÓN DEL ESPACIO-TIEMPO

 La primera idea que se nos viene a la cabeza es que la cosa no puede ser tan sencilla. Y no lo es. Cierto que solo hemos cambiado una palabra (provoca) en una frase (La masa provoca una distorsión en el espacio tiempo) por otra (es), sin embargo el salto conceptual es muy grande. Tiene similitudes con el abandono del concepto de éter por el espacio-tiempo de la Teoría de la Relatividad, donde energía y materia pasaron a ser intercambiables, o la mecánica newtoniana que otorgaba la misma naturaleza a las fuerzas que regían la caída y movimiento de los objetos y a las que gobernaban la mecánica celeste. Cada unificación ha supuesto un salto conceptual sobre cosas que se pensaban diferentes y resultaron equivalentes. Nos limitamos a seguir la misma lógica.

martes, 13 de agosto de 2019

¡Gaia existe! He aquí la prueba.

Me he permitido traducir y adaptar un artículo de Hugo Bardi sobre la existencia de Gaia y las consecuencias del Cambio Climático, comentando un paper científico.






A veces se habla de los ambientalistas como "adoradores de Gaia", un término que se supone insultante. Resulta un poco extraño porque la mayoría de las personas en este planeta adoran abiertamente a entidades inexistentes y eso normalmente no los convierte en blanco de insultos. Tal vez sea porque hay una diferencia importante: Gaia existe.

¿Pero quién o qué es Gaia, exactamente? El nombre pertenece a una antigua diosa, pero la versión moderna es algo diferente. Como probablemente sepan, el término fue propuesto por primera vez por James Lovelock en 1972 y desarrollado conjuntamente con Lynn Margulis. Como sucede con muchas ideas innovadoras, fue el resultado de una simple observación: si la intensidad de la radiación solar aumenta gradualmente a lo largo de los eones, ¿cómo es posible que la temperatura de la superficie de la Tierra haya permanecido dentro de los límites necesarios para mantener viva a la biosfera? Tiene que haber algo que lo mantenga así. Lovelock propuso que el mecanismo se basara en la regulación de la concentración de gases de efecto invernadero, principalmente CO2. Una idea que es el núcleo del debate actual sobre el cambio climático: trata de los mecanismos internos que hacen del clima de la Tierra lo que es y lo que puede llegar a ser en el futuro.

Por lo tanto, Gaia es poderosa pero no se supone que sea benevolente o misericordiosa, y ni siquiera es una Diosa: podríamos decir que Ella es lo que es. Pero, ¿realmente existe? No todos están de acuerdo en este punto. El concepto se denomina a menudo "Hipótesis de Gaia" y se han escrito libros enteros para demostrar que no existe tal cosa como un mecanismo de control de la temperatura de la Tierra. De hecho, al principio, la idea era sobre todo cualitativa y no estaba probada. Lovelock propuso un modelo inteligente llamado "Mundo Margarita" que mostraba cómo una biosfera simplificada podía controlar la temperatura de un planeta. Pero la biosfera de la Tierra no sólo está hecha de margaritas sino de otras muchas cosas. Sin embargo, con el tiempo se han acumulado pruebas de que Gaia es mucho más que una hipótesis cualitativa (o un objeto de culto por parte de personas que creen en seres inexistentes).

Permítanme mostrarles algunos datos de un artículo de Foster, Royer y Lunt de 2017 que pueden ser vistos como prueba de la existencia de Gaia aunque nunca mencionen el término. No se trata de nuevos descubrimientos, sino que utiliza los datos disponibles para observar cómo la concentración de CO2 y la irradiación solar han variado en los últimos 400 millones de años, la mayoría de los eones que llamamos el "Fanerozoico". El documento es un tanto técnico, pero claramente escrito y se puede seguir el argumento incluso si no se es especialista en física atmosférica. Aquí están los principales resultados:








La figura superior (a) muestra el promedio de forzamiento de CO2 (línea roja), comparado con el forzamiento solar (línea amarilla). Por "forzamiento" se entiende el efecto térmico sobre la Tierra expresado como potencia por metro cuadrado (W/m2). Se llama forzamiento porque es un cambio de una condición previa. Un forzamiento positivo calienta la Tierra, un forzamiento negativo la enfría. Los valores del orden de unos pocos W/m2 pueden parecer pequeños, pero pueden cambiar la temperatura de la Tierra en algunos grados centígrados.

El sorprendente resultado que aparece en la figura muestra cómo los dos forzamientos, Sol y CO2, se equilibran entre sí casi exactamente. Podemos ver esto en el panel inferior de la figura: el forzamiento neto es la línea roja. Esto es realmente impresionante. Suponiendo un factor de sensibilidad de 0,3, se puede calcular que el forzamiento solar, por sí solo, debería haber aumentado la temperatura media de la Tierra de unos 2-3 grados en 400 millones de años. El aumento habría sido considerablemente mayor si se hubieran tenido en cuenta las reacciones (por ejemplo, el vapor de agua). Pero no vemos este aumento, en absoluto. He aquí algunos datos recientes de Mills et al.


Miremos la curva gris: muchas oscilaciones pero, en promedio, la temperatura ha permanecido constante durante los últimos 400 millones de años. Si hubiera aumentado tan sólo 2-3 grados centígrados, el efecto sería claramente detectable. Si retrocedemos el límite a tiempos más antiguos, a los orígenes de la vida en la Tierra, el efecto debería haber sido mucho mayor: la Tierra antigua debería haber sido al menos 20 grados más fría de lo que es hoy en día. Debería haber sido una bola de hielo. No lo era: sabemos que había agua líquida incluso en aquellos tiempos remotos.

Por lo tanto, los datos son claros: el aumento de la irradiación solar sobre la historia geológica de la Tierra ha sido compensado principalmente por una disminución de la concentración de CO2. Por supuesto, hay otros factores que afectan al clima: otros gases de efecto invernadero, cambios de albedo, corrientes oceánicas, nubes, partículas atmosféricas, oscilaciones orbitales y axiales. Pero parecen jugar un papel menor en la escala de tiempo de un eón. ¿Podemos creer que esta compensación casi perfecta ocurrió por casualidad? Sí, a veces las cosas suceden por casualidad, pero ¿puede la misma cosa seguir sucediendo por casualidad durante 400 millones de años?

¿Alguien dijo "Gaia"? Sonríe! La tenemos delante. Ella existe y tenemos la suerte de que Ella es lo que es, Sistema de la Tierra o metáfora poética. De lo contrario, la biosfera habría muerto hace mucho tiempo, quemada o congelada.

Pero, ¿qué mecanismo hace que la concentración de CO2 disminuya a medida que aumenta la radiación solar? ¿Y adónde va el CO2 eliminado? Lovelock había propuesto que era sólo la biosfera la que hacía el trabajo, ahora parece que necesitamos una estrecha relación entre la biosfera y la geosfera para obtener el efecto que vemos. En parte, el CO2 se elimina de la atmósfera por fotosíntesis y luego se transforma en la sustancia inerte llamada "kerógeno" (el precursor de los combustibles fósiles), y luego se entierra en la corteza. En parte, el CO2 reacciona con los silicatos en la corteza para formar carbonatos sólidos. Es una larga historia y no todo es conocido, pero las cosas empiezan a tener sentido. Lovelock tenía razón.

Ahora bien, ¿son relevantes para nosotros los acontecimientos que han ocurrido durante cientos de millones de años? Absolutamente sí. La escala de tiempo puede cambiar, pero la física sigue siendo la misma. Lo impresionante es que aquí no se juega con modelos misteriosos. Se trata de datos experimentales combinados con principios físicos simples que se conocen y establecen desde hace al menos un siglo. Demuestran que el CO2 afecta al clima, algo que muchos adoradores de Dios o del progreso se niegan a aceptar.

Comparando la situación actual con el registro del Fanerozoico, podemos ver que la fuerza que estamos creando con nuestras emisiones de CO2 (en la actualidad alrededor de 3 W/m2, y aumentando) es del mismo orden de magnitud de los forzamientos del pasado que causaron que la Tierra alcanzara la condición de "invernadero de la Tierra", 10-20 grados más caliente de lo que es hoy en día -- ¡y eso incluso para una irradiación solar más pequeña! Si ha sucedido en el pasado, es muy posible que vuelva a suceder. Pero sería más fácil hoy porque el sol está más caliente. Así que, bien podríamos estar en un problema muy profundo.

¿Cómo de rápido podría ocurrir la transición a una Tierra inhabitable para el ser humano? En este punto, los datos del Fanerozoico nos ayudan poco: no tenemos la resolución que sería necesaria para detectar eventos rápidos como el increíble estallido de concentraciones de CO2 en la atmósfera que los humanos han creado durante los últimos siglos. Algunas personas dicen que los seres humanos se extinguirán en unas pocas décadas debido al desencadenamiento de la liberación de metano, otro poderoso gas de efecto invernadero del permafrost. Eso sería consistente con las varias extinciones masivas que tuvieron lugar durante el Fanerozoico: sabemos que Gaia no es ni benevolente ni misericordiosa, nos enfrenta a las consecuencias de lo que hacemos

Pero la extinción de la humanidad no es necesariamente la voluntad de ninguna diosa. El daño que hemos causado puede ser revertido, especialmente si colapsa el sistema económico mundial. Eso detendría la quema de combustibles fósiles y la Tierra podría volver a las condiciones anteriores sin la destrucción total prevista en algunos escenarios. Con el tiempo, seguramente lo hará, aunque eso puede llevar unos cuantos millones de años. Gaia puede no ser benevolente, pero seguramente es paciente.

domingo, 9 de diciembre de 2018

"Sin ley no hay democracia" : Desmontando un meme fascista.




Sin ley no hay democracia.
Es una afirmación rigurosamente cierta. ¿Qué tiene pues entonces esta afirmación de fascista?. Veamos, otra afirmación.
Sin ley no hay dictadura.
También es una afirmación rigurosamente cierta. Pero al comparar las dos afirmaciones nos damos cuenta de que la existencia de ley no es lo que distingue la dictadura de la democracia. Si hubiera algún elemento distintivo serían las urnas, aunque la cuestión de fondo sea mas compleja y habría que buscar en la fuente de legitimidad. Decía Goebbels que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, pero el efecto demoledor de la repetición necesita de ciertas sutilezas en el engaño. Aquí se podría decir que una verdad mil veces repetida oculta aquellas que pueden matizarla o contradecirla. La nocividad intrínseca de este engaño no está en su complejidad sino en su sutileza.
A diferencia de Franco, se dice con frecuencia que todo lo que hizo Hitler fue legal. No es del todo cierto. El partido nazi no solo contaba con organizaciones legales. En los juicios de Núremberg se hizo la distinción entre estas organizaciones y las criminales, que actuaron de forma paralela mediante la violencia, la corrupción y la propaganda. Que "sin ley no hay democracia", es una idea que seguimos escuchando en diferentes versiones y cada vez mas lejos de su fuente inicial, un partido político que ha mostrado su cara mas oscura como organización criminal. Y sí, las organizaciones criminales también tienen ley. Pero de los juicios al partido nazi emanaron nuevos principios jurídicos que caracterizaban y condenaban la articulación legal que había sostenido y permitido el genocidio de millones de personas. La culminación mas conocida de esos esfuerzos fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos que ha permitido llamar al fascismo de otra manera, reconocerlo por sus hechos y no por sus siglas o nacionalidades.
El hábito que permitió a muchos de nosotros sobrevivir intelectualmente a los mecanismos de censura y manipulación de la prensa en la dictadura franquista fue buscar la verdad en lo que nos ocultaban y no en lo que nos decían. Hoy la maquinaria de propaganda se ha sofisticado. A las manipulaciones tradicionales se han sumado las técnicas de neuromarketing y cualquier organización criminal puede contratar los servicios de quien diseñe las estrategias para lavar su imagen. El poder huye de la verdad en la misma medida en que busca la impunidad. Hay un poder fáctico que está por encima de aquellos a quienes elegimos y cuya ley no quiere la democracia.

martes, 6 de noviembre de 2018

El carnicero de Alá no entiende a los carniceros de Dios



El príncipe saudí Mohammed bin Salmán no entiende las sutilezas de la hipocresía. Cierto es que Jamal Khashoggi no es carne halal y en eso Arabia Saudita ha cometido falta. Pero tanto ruido mediático por descuartizar a un periodista sorprende a una monarquía que exige publicidad favorable a cambio de ayuda humanitaria en Yemen, el país que bombardea. El príncipe no entiende que quienes le venden las armas le reprochen usarlas. Business as usual. Cuando la guerra es negocio rentable, el mercado canoniza a los genocidas. Si los devotos de Dios venden su alma al diablo por un poco de petróleo para sus adorados coches... ¿por qué no iban a vender los devotos de Alá su alma a Satán por unas cuantas bombas?

¿No fue acaso elegida Arabia Saudí para presidir una comisión de expertos independientes en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU? ¿No ha sido galardonada la Unión Europea con el premio Nobel de la Paz?

Con sus pedazos esparcidos por doquier, disueltos en ácido, o vaya usted a saber, se dice que Khashoggi ya no contará su historia sobre el uso de armas químicas contra civiles en Yemen. ¿Tan extraño resulta que un crimen sirva para encubrir otro crimen? ¿No se benefician también de esos crímenes los carniceros de Dios?

Pero en Yemen el arma de guerra mas letal no ha sido el fósforo blanco, sino el hambre y el dejar hacer al mercado. Con su petróleo en declive y la dependencia casi total de la importación de alimentos Yemen está siendo también un gran experimento del genocidio de la población a cargo de unas élites económicas cuya miseria moral empieza a mostrar su talante macabro.
Parece que el libre mercado no funciona sin la intervención de los ejércitos. Su mano invisible siempre ha empuñado un arma y ha movido los hilos que han tejido las dictaduras. La libertad siempre ha estado tan mal repartida como la riqueza.

Pero no es bueno para el negocio de la guerra que la gente se descubra gobernada por psicópatas.

La complicidad es el pegamento que une al crimen. La misma prensa que despliega un elocuente silencio sobre el genocidio de Yemen, sobre el legal tráfico de armas cuya única ética es la rentabilidad, ha sentido la sangre muy cerca. Ha sentido que ese silencio no protege a nadie, no gana tiempo, solo sirve para desperdiciar oportunidades. La complicidad es la meritocracia de nuestra propia destrucción.
El asesinato de periodistas o activistas defensores de la conservación de la Naturaleza o  de los derechos humanos empieza a ser una forma de matar a los mensajeros. Porque si algo asusta al poder económico es la verdad y la responsabilidad. Pero la huida de las consecuencias tiene poco recorrido. La ruina llega siempre mucho mas rápido que la abundancia.

El asesinato del periodista Jamal Khashoggi no ha sido mas terrible que las atrocidades de la guerra en Yemen, solo nos ha acercado a una realidad que puede ser la nuestra en poco tiempo. El fascismo afila sus propios cuchillos y no es bueno para el negocio de la carne que los corderos conozcan y se inquieten con los preparativos para la matanza.
Las armas se ocultan con banderas y en nombre de Dios se invoca la paz de los cementerios.

viernes, 14 de septiembre de 2018

¿Por qué dimite la sensatez? El abandono del ministro de estado francés de Transición Ecológica.


...y eso es sintomático de la presencia de los lobbies en los círculos del poder. Y en un momento u otro hemos de poner este problema sobre la mesa, porque es un problema de democracia. ¿Quién tiene el poder? ¿Quién gobierna?

 No hay un cuestionamiento del modelo agrícola dominante, sigue buscándose el crecimiento a toda costa. Seguimos sin distinguir lo que tiende a la solución de lo que es parte del problema.
 
 ¿Creéis que Europa va a poder vivir rascándose la tripa mientras le hemos infligido al África un cambio climático que ha vuelto sus tierras totalmente estériles?
                                                                     Nicolas Hulot

 La razón y la sensatez nunca estuvieron con el poder sino con la responsabilidad, con esas utopías al alcance de la mano que se dejaron morir de estupidez. No se puede cambiar la mente del psicópata y Hulot lo ha comprendido. Si no puedes hacer nada por salvar al sistema déjalo caer, cuanto antes. No intentes derribarlo o afianzarlo porque acabarás sepultado entre sus escombros. Dar un paso para alejarse del precipicio no cambia nada cuando se dan diez pasos hacia el colapso. Si la voluntad del suicida es inquebrantable, no le des excusas ni te ofrezcas como chivo expiatorio.

 Lobbistas en los gobiernos, influencers en las redes sociales y publicidad hasta hacernos vomitar. Pueden controlar las mentiras, pero la verdad no necesita de nuestra fe o nuestra aprobación. Einstein estaba en lo cierto. La realidad sigue ahí aunque no la miremos. Llegados a los límites, la Naturaleza no negocia. No hay premios ni castigos, solo consecuencias. Da igual lo que creas o lo que reces, solo cuentan los actos. De los dioses solo quedarán los templos derruidos.
Un liberalismo con la responsabilidad amputada no puede sino ocultar su crimen contra la vida en la Tierra. La fe en los mercados no solo salva sino que también condena. Nos condena a todos. Incluso a sus apóstatas y a quienes siempre recelamos.

 Alcanzada la cima del poder político, la sensatez ha dimitido. De nada puedes convencer a quien no quiere saber. El miedo a la verdad es tan sordo de como el miedo a la responsabilidad.
Se acabó. No es posible el capitalismo verde, solo el capitalismo hipócrita.

- Dimisión de ministro francés de Transición Ecológica Nicolas Hulot. Traducción de la entrevista.

- Nicolas Hulot. Wikipedia.

martes, 21 de agosto de 2018

¿Quién teme al lobo feroz?


La cuna del hombre la mecen con cuentos. Con cuentos de lobos mecieron también la mía. Pero yo ya no creo en cuentos. De los lobos solo he visto el miedo inculcado. El miedo que ha inventado todos los cuentos.

Tememos al lobo como se teme a un espejo que no tiene piedad. Nosotros matamos hasta el genocidio. Sin necesidad vital. Solo por el trofeo o la diversión. El matador viste el traje de oro y grana, el público exhibe su mejor vestimenta para el arte de ahogar el mugido de la sangre a compás de pasodoble. La traición esconde el largo colmillo de la espada. Porque tenemos rituales y eufemismos. Como si el bistec poco hecho y las felicitaciones al chef dieran a la hipocresía el rango de nobleza. O pudiéramos evitar que la verdad cruce la frontera con cuchillas en las concertinas. Tenemos manadas de hombres que violan a mujeres y lo celebran en las redes sociales. Una ley para el hombre, que los libera. Y una España que reza a Queipo de Llano en la Basílica de la Macarena.

Pero me han contado un último cuento. El cuento de la despoblación rural por causa del lobo. La memoria y la inteligencia del hombre también la ofuscan con cuentos. Usando la antigua treta de repetir mil veces una mentira para convertirla en verdad. Pero solo en el altar del autoengaño.

Porque yo también me fui. Pero antes se marcharon familias enteras.

¿Por qué emigrar? ¿Huyendo acaso de la jara, del amanecer silvestre o del fantasma de un lobo? No. Solo era la búsqueda de la dignidad. Lejos. En un lugar donde fuera posible. Cada cual tuvo sus motivos. Pero se parecían. La vida era una broma pesada y nosotros los santos inocentes. El olvido y el silencio hacen su trabajo. La memoria también. Nunca me imaginé al lobo como chivo expiatorio, pero al fin y al cabo siempre lo fue.

“Este hijo mío lee demasiado. No puede ser bueno leer tanto.” Y bajando la voz, mi madre casi habla del pariente exiliado en la atmósfera irrespirable de los secretos. “Lee pero calla”. Había que ser cauteloso y no mostrar inteligencia ni cultura para no convertirse en trofeo de caza de los amos. Ni señuelo de sus rehalas. Dios está en todas partes y el señor en el cortijo.

¿Por qué volver a la tierra entonces? Añoranza del paisaje quizás. No de la servidumbre. Quizá también por la llamada de algo mas profundo. Porque somos sus deudores. Porque, como la muerte, la tierra nos iguala. Porque hasta la mentira necesita una verdad que traicionar. Porque no podemos evitar volver a ella, solo hacerlo con dignidad, solo dar significado al tiempo que permanecemos sobre este suelo.

Alguna vez estuve en lo de Queipo de Llano. Virrey de Andalucía, inspiración de violadores. Había un cierto aire de guarida en los cerrojos y las alambradas. Mi tía aplicaba el adjetivo estándar para todos los señores: campechano. Y como ovejas sin amenaza celebramos aquella navidad. La ignorancia se construía mirando para otro lado con esa voz que acaricia la sumisión y el servilismo. La supervivencia se obtenía viendo y callando.

¿Dónde estaba entonces el matador inocente? ¿el lobo legendario?.

No lo sé. Lo he visto en documentales y en algún zoológico. Y conozco los cuentos. Pero yo solo he visto al hombre lobo para el hombre. He visto el desierto que sigue a sus pasos.

Y sé que nada iguala la ferocidad del hombre cuando el crimen y la muerte se convierten en un negocio rentable.

Dadle al esclavo el sueño de ser amo y se olvidará de reclamar la libertad, dadle al pobre la esperanza de ser rico y ya no volverá a pedir justicia. Da igual que eliminéis al esclavista o derroquéis al dictador. De esa complicidad nacerán los nuevos opresores.

Quizá lo que asusta a algunos no es que el lobo no se extinga sino que se dediquen esfuerzos y dinero a la educación ambiental y que la ciencia espante a sus fantasmas. Despertar del tiempo donde lo importante era precisamente aquello de lo que no se hablaba. Saber, por ejemplo, que la agricultura y ganadería intensivas alimentan una burbuja insostenible, que la ganadería extensiva es cada vez mas intensiva y que esa intensificación procura reducir al máximo los puestos de trabajo. Es esa destrucción del medio de vida de los habitantes de los pueblos la principal causa del despoblamiento rural. Es importante que los jóvenes sepan que el futuro que destruimos es el suyo. Es el de todos.

Estamos inmersos en una crisis de alcance planetario. No hay lugar pequeño o alejado al que no alcancen las consecuencias del cambio climático, declive de recursos, contaminación o pérdida de biodiversidad. Nuestra ignorancia es hoy la ignorancia del no querer saber. Una ignorancia que se construye mirando para otro lado. La miseria moral precede a la miseria económica. Hoy creemos que solo salva la fe en los mercados y que sobre su altar hemos de sacrificar la sensatez y la dignidad. Lo que sabemos de la ganadería y la agricultura cabe en una campaña de marketing.

Está sirviendo de poco que la urgencia de todos esos problemas haya llevado incluso a una llamada a la conversión ecológica global a través de la encíclica papal “Laudato si”. La iglesia católica española sigue apegada al nacional-catolicismo, ignorante de su propia historia. Ovejas educadas en la sumisión, pastores apegados a sus ritos y su inmovilismo en tiempos de arenas movedizas. ¿Cómo hacer ver a los borregos que no es el lobo, sino el pastor, quien los devora?. No, hermano lobo. No hay lugar para Francisco de Asís en la Iglesia de Francisco Franco.

miércoles, 7 de marzo de 2018

El laberinto monetario y la sociedad inmóvil ¿Podemos cambiar algo de nuestro mundo?

Por Jesús Nácher en representación de Autonomía y Bienvivir

Entre las ideas más prometedoras para gatillar cambios sociales de largo alcance, de esos que no sabemos hasta donde nos pueden llevar, podemos citar la Renta Básica Universal, el trabajo público garantizado, la reforma del sistema monetario, o la utilización de las rentas no ganadas, en el sentido ricardiano, como base del sistema impositivo. Desde Autonomía y Bienvivir hemos dedicado parte de nuestro esfuerzo a la divulgación de esas brillantes ideas. Sin embargo, en este punto de mi recorrido intelectual me asaltan una serie de dudas, en ningún caso pienso que estas sean malas ideas, pero debo reconocer que aisladamente, en una sociedad compleja como la nuestra, es difícil pensar que una sola medida tomada de forma aislada pueda tener un gran impacto transformador.

Tomaremos una de ellas como epítome, la reforma monetaria. De forma telegráfica, y aunque evidentemente no hay un consenso sobre qué problemas tenemos con el sistema monetario, a mi juicio el principal es que el dinero se crea de forma privada. La mayor parte de la oferta monetaria de un país son depósitos a la vista o a plazo que crean los bancos comerciales al conceder un crédito. Naturalmente, los bancos hacen esto para ganar dinero, y por ello crean el dinero con interés. Cuando el dinero se crea de forma pública o comunitaria se puede crear sin interés, pero no ocurre lo mismo cuando el dinero se crea de forma privada. Otra consecuencia de este mecanismo de creación del dinero es que quienes tienen en su mano la impresora intentarán crear todo el que sea posible, para maximizar sus beneficios. Ello favorecerá que haya periodos de abundancia de dinero a consecuencia de un boom de crédito, seguidos posteriormente de periodos de escasez, cuando la carga de los intereses va creando oleadas de impagos que propician un estrangulamiento del crédito, que a su vez provoca más impagos. Una explicación más detallada de esta problemática y de todos los hechos que históricamente nos han conducida hasta ella la expuse en una serie de artículos en Autonomía y Bienvivir: La ciencia pérdida del dinero, Modernizar el dinero y Frederick Soddy y el dinero endógeno.

Para minimizar sus riesgos la mayor parte del dinero así creado está garantizado por activos, de forma muy especial suelo (o construcciones con suelo incluido), ya que es un recurso natural finito y limitado cuya oferta es sencillo monopolizar. Los bancos tienen pocos incentivos para ser prudentes en la concesión de crédito, ya que en la parte descendente del ciclo podrán expropiar la garantía de los préstamos, y si a pesar de ello todavía resultan perjudicados el Estado saldrá en su rescate para evitar una profunda crisis de liquidez que se lleve por delante negocios que de otra forma serían rentables. Todo el sistema funciona como una gigantesca aspiradora que succiona rentas de abajo hacia arriba. Una explicación más detallada de la relación entre rentas no ganadas y sistema monetario la desarrollé en Cómo conocí a mi extractor de rentas y entré en servidumbre por deudas: “Capitalismo popular” o el auge del capitalismo de los rentistas.

Por último, hablé de cómo reformar el sistema monetario de forma que se minimizasen todos los aspectos negativos en Por qué #nodebemos, #__pagamos (conclusión), Dinero vs Energía: El pensamiento económicos de Frederick Soddy y Dinero libre y sostenible, la solución a los desahucios y a la deuda pública. En resumen, prohibir la creación de depósitos mediante crédito, y crear el dinero que la economía vaya necesitando a través del Tesoro Público, en forma de gasto. Sin embargo mi propósito de hoy es cuestionar, en cierto grado, esta solución.

Porque los problemas sociales no se solucionan como los de matemáticas. No es sólo una cuestión “técnica”. Vivimos en una sociedad muy compleja, donde cada uno de nosotros se ha especializado en realizar determinadas labores. Si alguien practica con la guitarra ocho horas al día seguramente terminará tocando mejor que alguien que la toca por divertirse al salir de su puesto de operario en una fábrica. Mayor especialización, mayor productividad. Pero dependes del panadero para tu comida y del mecánico para arreglar el coche. Eso no es grave, puedes verles cara y hablar con ellos. Pero también dependes de que los bancos sigan inyectando crédito y creando dinero, y de que los funcionarios del Banco Central decidan si hay que subir o bajar los tipos de interés del dinero. Ellos no te conocen, ni tienen en cuenta tus emociones a la hora de tomar sus decisiones y aplicarlas con la máxima frialdad y rigor.

Pero el funcionario del Banco Central aplica la teoría económica, un conjunto de “conocimientos” socialmente construidos que, pese a no tener la categoría de “científicos”, sí al menos son tácitamente reconocidos como “conocimientos” de un tipo distinto, cualitativamente superiores a los que quedan fuera de ese corpus teórico. Claro que esa teoría se define y construye socialmente, pero no con la participación de todos. Son los académicos, desde las universidades, los que van seleccionando aquello que debe ser incluido y excluido del conjunto de “conocimientos” de la disciplina, y es esa teoría la que determina como actúan los funcionarios del Banco Central.

Así que nos movemos en un entorno muy complejo, en el que suponemos que cada persona cumple su función, aunque no tengamos ni la más remota idea de lo que ello significa. El individuo termina valorando simplemente que el entorno sea estable, y cuando este entorno estable se ve sacudido por eventos extraordinarios como crisis económicas, protestará, quizás cambie su voto, y rezará porque se vuelva a recobrar la estabilidad, aunque no termine de comprender muy bien ni las causas de la sacudida ni las del retorno a la normalidad.

Todo este conjunto de hechos nos lleva en una sola dirección, hacia un reino llamado APATÍA, la ausencia de deseo, la indiferencia hacia lo que ocurre a nuestro alrededor, que entendemos se encuentra a diez mil millas de poder ser mínimamente alterado por nosotros. Es el reino del consumismo, de la proliferación de ofertas comerciales para experiencias y sustitutivos de relaciones humanas. Aprendemos y comprendemos que no tenemos ninguna influencia sobre el entorno, y en consecuencia perdemos interés por él, y como hemos perdido interés en él nuestra capacidad de lograr algún cambio se reduce todavía más.

En ese contexto las narrativas simplificadoras golpean con toda su fuerza. La razón es la fuerza capaz de despejar el camino y arrojar a la cuneta cualquier dificultad que se interponga en el avance de un progreso lineal y constante. El “experto” es el sacerdote de la nueva religión de la razón, aunque la experiencia muestre (como por ejemplo en el documental La industria de los expertos) que no consigue mayor porcentaje de aciertos que un simio, es decir, que alguien que responde al azar.

¿Hay salida a este laberinto? Evidentemente experimentamos rendimientos decrecientes en la complejidad social, por lo tanto necesitamos reducirla. No tenemos un mapa para hacer esto, de hecho nunca se ha hecho algo semejante en la historia de la humanidad, salvo de forma forzada. Como suele ser habitual ante los problemas complejos, tenemos que actuar por tanteo. Podemos apoyarnos en la psicología para dar estos primeros pasos, en concreto en la psicología positiva o ciencia de la felicidad, ya que esta disciplina prescribe para el individuo medicinas que van en el sentido de simplificar su vida.

Poniendo por delante que como dijese numerosas veces el difunto Zygmunt Bauman no existen soluciones individuales para los problemas sistémicos, consideremos por un momento este punto de partida, el de un individuo que quiere ser feliz, realmente feliz. Entre otros aspectos, la llamada ciencia de la felicidad destaca dos cuestiones que me gustaría resaltar aquí: la importancia de las relaciones y del sentido. Tener relaciones sociales y afectivas de calidad y realizar habitualmente actividades significativas para uno mismo, como lo es para mí escribir este artículo.

Empecemos por la calidad de las relaciones. Según el sistema tiende a complejizarse, las relaciones tienden cada vez más a ser episódicas (será, por ejemplo, cada vez más raro mantener un trabajo para toda la vida) y a estar reguladas exteriormente, por ejemplo por una jerarquía si se trata de relaciones en el centro de trabajo, o por contratos o precios, si se trata de una relación de tipo mercantil como la que tenemos con la camarera que nos pone el café. En la gran urbe somos máscaras, y vemos pasar miles de máscaras cada día por delante de nuestros ojos. Incluso las relaciones de pareja, tal y como señalan Byun-Chul Han o Zygmunt Bauman, se hacen cada vez más frágiles y superficiales. Para el individuo, la vía de la felicidad consiste en ir saliendo de la rueda. Mantener un trabajo, una pareja, unos amigos. Comprar en el barrio, tener relación con quién nos hace el pan o nos arregla el coche, compartir actividades con la gente del vecindario o con un grupo estable con intereses comunes.

Respecto al sentido, nos encontramos el mismo problema que con las relaciones. En una comunidad tradicional la actividad de cada uno de los miembros juega un papel que es comprendido por todos para el mantenimiento del conjunto. El herrero repara las herramientas indispensables para extraer a la tierra sus frutos y el panadero procesa esos frutos de forma que puedan ser asimilados fácilmente por todos. Hoy conozco personas que trabajan en fábricas que hacen carcasas para misiles, y ecologistas que trabajan en proveedores del sector de la automoción.



A veces no quedará más remedio que buscar el sentido en actividades relegadas a la categoría de ocio, pero en general se trata de ir progresando de forma paulatina, dotando de sentido poco a poco a cada una de las actividades que realizamos en nuestro día a día.

En este camino de ir desarrollando una estructura interna coherente, y ponerla en consonancia con su comportamiento “externo”, el individuo irá abandonando casi sin darse cuenta la persecución de categorías abstractas como éxito, o la adicción al dinero por el dinero. Aprende a encontrar placer en las acciones que le ponen en relación con los demás y con lo que percibe como el sentido de su vida. El mundo se simplifica, aunque sea parcialmente, y ahora comprendemos en parte los problemas que aquejan a nuestro entorno y a nosotros mismos. De contemplar el desahucio de un vecino con incomodidad y tensión pasamos a participar de una economía de mayor cercanía, de la que se benefician más las personas que tenemos próximas. Quizás participamos en un banco de tiempo, quizás alguien promueve un experimento con monedas locales que permite entender mejor como se crea y como funciona el dinero, o quizás no. Sea de una forma o de otra, se comparten opiniones, información y experiencias y ello hace que se exijan unas medidas u otras a la autoridad política. La información en particular, ahora llega por varios canales, si bien no desaparecen los controlados jerárquicamente y orientados al beneficio, ya no se trata de un monocultivo, sino de un bosque en el que coexisten especies diversas.

Y de esta forma vamos escapando de la apatía y de la persecución de ideales abstractos de éxito y dinero, mientras logramos una estructura interna que nos proporciona mayor paz y felicidad, que exteriormente se manifiesta en una mayor actividad e interés por los problemas públicos y comunitarios. En este punto quizás el individuo llegue a cuestionarse, entre otras cosas, el sistema monetario, y encuentre apropiada la reforma que yo planteaba al principio de este artículo. Sin embargo, será difícil que un creciente interés ciudadano pueda llegar a filtrarse al mundo académico, sin el cual se antoja imposible cualquier atisbo de reforma.

Las universidades y las revistas que publican artículos académicos se han convertido en auténticas “fábricas de consenso”, que saben y conocen como invisibilizar a los críticos sin censurarlos, simplemente ignorándolos. Sin duda el mecanismo más eficaz para ejercer un férreo control sobre lo correcto mientras se mantiene una fachada de pluralismo. Hay diversas formas de lograr esto, una de ellas podemos ejemplificarla con un suceso de la vida del economista disidente Kenneth Boulding, tal y como nos lo cuenta Oscar Carpintero:


 Después de graduarse en Oxford solicitó una beca en el Christ Church y, por equivocación, llegaron a sus manos las cartas de recomendación que él mismo había encargado redactar a varios de sus profesores de economía. En general, todas decían que era un muchacho brillante y muy inteligente, pero al final, casi todas concluían que, sin embargo, “no es uno de los nuestros”.


Los académicos tienen interés en hacer relevante su propia corriente de investigación, y seleccionan y apoyan a aquellos que la respaldan, ya sea como doctorandos o como autores de artículos a los que citar y dar relevancia por cualquier método ¿Y que ocurre si metemos el dinero en la ecuación? Se financian las líneas de investigación más convenientes, se abren las puertas de las Bancos Centrales y otros organismos con gran peso en la agenda política, como el FMI, la OCDE, el BIS, el Banco Mundial, agencias de la ONU, etc. Todo un entramado institucional diseñado para mantener el statu quo e impedir que ideas que cuestionan el paradigma imperante puedan abrirse paso.

En la modernidad, controlar a los “sacerdotes de la razón” es la mejor forma de controlar el sistema. Quizás el activismo ciudadano pueda lograr que más personas críticas y comprometidas lleguen a participar de la academia, que se censure la enseñanza de una única corriente de pensamiento en las universidades, que los economistas disidentes gocen de apoyo y reconocimiento populares.

Todos esos cambios, sin duda lentos, podrían ayudar. Pero quizás la clave es entender que la economía no es sólo una cuestión técnica, ni siquiera principalmente técnica ¿Por qué aceptamos que el objetivo del incremento del PIB es legítimo? ¿No debería ser el bienestar de todos? ¿Acaso el incremento del PIB no tiene costes, en forma de consumo de recursos y aumento de residuos, y en forma de más trabajo (quienes vean incrementarse su renta quizás preferirían más ocio, y quienes necesiten renta seguramente tampoco la recibirán tras el incremento)? ¿Acaso todos los intercambios monetarios son buenos? ¿Nos interesa que suba el PIB porque compremos más armas? ¿O porque compremos más medicamentos a causa de que nuestra salud se deteriora por la contaminación y el estrés? ¿Acaso que el PIB suba nos permite olvidarnos de como se distribuye ese producto, está bien que algunos no ganen nada con esa subida, e incluso pierdan, mientras unos pocos, como viene siendo habitual, acaparan todo el incremento de bienes producidos?

La conciencia que tendría que extenderse cuanto antes si queremos solucionar los problemas que nos aquejan es precisamente la de que los problemas económicos son principalmente problemas morales, y por tanto políticos. En el preciso instante que consigamos eso será posible una reforma del sistema monetario, y cualquier reforma que nos permita adecuar la economía a los resultados que la sociedad considere moralmente más necesarios.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Cultivar sobre hormigón (sin tierra añadida).

Tras algunos años de experiencia me he atrevido con un "mas difícil todavía": cultivar sobre el cemento de un patio interior sin añadir tierra, solo basura y restos de materia orgánica. Aunque con algunos cambios de perspectiva he documentado en fotos el proceso. La conclusión es que la Naturaleza siempre nos sorprende con su esplendor cuando la tratamos con respeto y unos pocos cuidados. Pero vayamos a los detalles.
Usando bloques de cemento de unos 25 cm de altura, acoto sobre el pavimento de hormigón de un patio interior un espacio de casi tres metros cuadrados. En días y meses sucesivos voy añadiendo materia orgánica variada, desde una bolsa de serrín hasta desperdicios de cocina, así como restos finos de poda y algo de ceniza. Avanzada la primavera consigo pasto verde procedente de las limpiezas y desbroces que se realizan en la época para evitar el peligro de incendio. Alcanzo así algo más de la mitad del volumen del bancal. En un principio son los hongos y mohos quienes se encargan de la descomposición. Cuando el suelo se cubre por completo, las lombrices rojas provenientes del bancal contiguo comienzan a colonizar la materia orgánica y a producir humus. Coloco algunas losas de piedra, madera o corcho para dar refugio a las lombrices y reducir la evaporación del suelo.
Antes de transcurridos seis meses, procedentes de plantel, planto varias calabazas, algunas lentejas y algo de maíz dulce. También otras semillas que no llegaron a prosperar.
Bancal sobre pavimento de hormigón de 405 cm x 67 cm  (2,7 m2) En apenas seis meses se inicia el cultivo sobre la basura orgánica acumulada.



















 El cultivo y la cosecha

De junio a octubre se desarrollan sobre todo las calabazas que dan una cosecha de unos 20 Kg. También recojo algunas mazorcas de maíz dulce. En realidad no esperaba que un cultivo pudiera completarse cuando la materia orgánica apenas se había descompuesto. Sabemos que las plantas no pueden absorber los nutrientes directamente de la materia orgánica, por lo que es de suponer que la labor de las lombrices ha sido muy importante. Con la subida de las temperaturas, a finales de primavera y durante el verano, las larvas de mosca se incorporan al proceso, acelerando la formación de humus.
Transcurrido un año aún sigo incorporando restos de cocina y materia orgánica que deposito bajo las losas de piedra. Por supuesto, los restos del cultivo se devuelven al bancal cerrando el círculo de nutrientes. Conforme transcurre la formación de humus el volumen se reduce mucho por lo que todavía no he completado el total disponible. Sin embargo, la cosecha de invierno, con algunas habas y cardos, se desarrolla con normalidad.

En algo mas de cuatro meses se ha obtenido una cosecha de 20 Kg de calabaza. Se puede apreciar que la superficie de la parte aérea del cultivo es mayor que la del suelo (5 julio).

















Conclusión
Con un enfoque sistémico y solo con conocimientos generales, puede ser suficiente para obtener cosechas prácticas, y en este caso crear un suelo cultivable a partir de esa basura orgánica que lanzamos a los contenedores de basura.
Simplificar los procesos, realizando el compostaje a pie de cultivo parece viable y puede ser interesante en el cultivo en contenedores. Así, las lombrices de tierra no solo aportan su preciado humus sino que también construyen sus galerías en el medio de cultivo permitiendo el ahorro del laboreo en el huerto urbano.

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